La publicación de A cielo abierto supone no solo la culminación de cincuenta años de escritura, como acabo de mencionar, sino también reclamar la atención hacia una de las voces poéticas más coherentes y singulares de la lírica española contemporánea (en efecto, he dicho bien: lírica española contemporánea). La antología, que reúne poemas de trece libros y cuatro cuadernos junto a inéditos de distintas épocas, ofrece al lector una visión panorámica de la obra de Inés María Guzmán, desde sus inicios neorrománticos en los años setenta hasta la depuración expresiva de su producción más reciente, sobrevolando la tradición japonesa de haikus y senryus entretejidos en la urdimbre de su lírica.
El eje de su poesía se articula en torno a la elegía: la pérdida del padre, los amigos desaparecidos, el amor roto o incluso la muerte de su amado, cómplice y fiel can se convierten en materia poética que trasciende lo personal para adquirir un alcance universal. Sin embargo, al mismo tiempo lo elegíaco convive con la celebración del deseo y la afirmación vital en una voz femenina que, lejos de someterse al canon ortodoxo, reclama el derecho a nombrar con naturalidad la pasión, la fe o el cuerpo.
Uno de los mayores logros de Inés María radica en la tensión entre la sencillez del lenguaje y la hondura de lo vivido. Su palabra parece directa, casi coloquial, pero no está exenta de ironía, de imágenes poderosas ni de hallazgos formales: desde el soneto clásico hasta el haiku, pasando por la prosa poética y el verso libre. Esa versatilidad, lejos de dispersar la obra, la dota de unidad, ya que lo que permanece es siempre la mirada: una conciencia alerta, capaz de interrogar la memoria y de iluminar la experiencia cotidiana con un resplandor trascendente.
A cielo abierto es, en definitiva, una antología necesaria. No solo porque rescata y ordena medio siglo de escritura, sino porque demuestra que la trayectoria de Inés María Guzmán es, al mismo tiempo, personal y colectiva: en su voz resuena la de tantas mujeres que, desde los años setenta hasta hoy, han luchado por conquistar la palabra, la libertad y el reconocimiento. Todavía merecería extenderme explícitamente en los entresijos de cada libro, la conectividad emocional que hay entre ellos..., pero correría el riesgo de aburrirles. Lo mejor es que tomen el libro entre las manos y se preparen a paladear desde el principio, con el extraordinario estudio realizado por el antólogo Antonio Aguilar, hasta el último verso.
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