Pocas cosas me sorprenden de la sociedad que construyen a la orilla de nuestros dominios y que permitimos que se nos cuele por las rendijas de nuestra conciencia. Es tal el nivel narcótico que impregna todo cuanto llega a nuestras fauces que apenas si consigue inquietarme cualquier cosa por inverosímil que sea. Ya tengo las espaldas encallecidas de tantas puñaladas a la espalda... y, aún así, a veces se filtran falsos profetas que acaban por clavarte una astillita más, igual da que sea en apenas cinco días o en cinco años, que solo ayuda a que dejes de creer un un poquito más en todo lo divino y humano. Apenas me quedan las reservas ya para seguir adelante... La vida es en sí misma una droga dura de la cual es difícil desintoxicarse y por ello todos vamos directos al camposanto antes o después; nos consumimos por sobredosis: siempre nos quedarán cosas por vivir. Y el hecho de no asumirlo nos empuja inconscientemente a creer en una efímera eternidad. Puede incluso que, hasta por el hech...
Blog personal de Daniel Moscugat. Cultura en general. Literatura en particular. Expansión creativa.